Antonio Bullrich y un repaso de varios temas (Turfdiario)

08.08.2011

 

El avión que lo transportará hacia Río de Janeiro para presenciar durante el fin de semana el mitín del Grande Premio Brasil (G1), está a pocas horas de partir. No será únicamente para disfrutar de una de las carreras más importantes del continente que Antonio Bullrich viajará hacia el vecino país; la fiesta será un marco ideal para una nueva reunión de la Organización Sudamericana de Fomento del SPC y donde también estarán presentes varios de los más importantes dirigentes de la Asociación Latinoamericana de Jockey Clubes e Hipódromos.
El escenario para la entrevista es el Hipódromo de Palermo, donde Bullrich ejerce desde hace ya varios años la presidencia de la comisión de carreras. El frío cala profundo y más que acertado es buscar el reparo de, aunque más no sea, una simple pared para detener el viento que es insoportable.
Luce sereno Bullrich; contento por la actualidad del Argentino; algo más inquieto por temas que deben ser abordados para empujar la hípica nacional hacia una nueva etapa. Está dispuesto a hablar de todo, frontal y sanguíneo, con un estilo que en más de una ocasión lo hizo errar, como el mismo reconoce: “Me caliento y me paso a veces, pero cuando se que me equivoqué no tengo problemas en dar marcha atrás”, dice, reconociendo.
Como muchos en el turf argentino, Bullrich reparte su tiempo entre varios aspectos vinculados, pues además dirige la firma de remates Antonio Bullrich SA. y lleva adelante un emprendimiento personal con el Haras El Mallín, donde en pocas horas estará alojado Hurricane Cat (Storm Cat), el nuevo padrillo que llegó al país en un esfuerzo conjunto con Vacación, Rodeo Chico y Melincué.
Hay campana de largada, y el tren se hace rápido de salida. ¿Le preocupa que todas las semanas haya entre tres y cuatro tratamientos prohibidos descubiertos?
-Me preocupa muchísimo, no mucho. Matamos al público, le sacamos la confianza; tenemos que ser lo más transparentes posibles porque hay que lograr que el dinero que se apuesta sea seguro; ganar o perder, lo que sea, pero no que sobren las trampas.
-Este fenómeno se ha dado de un tiempo a esta parte. O antes eran todas carmelitas, o ahora hay una epidemia de jeringas...
-Nos duele todo esto, pero tampoco podemos esconderlos. Antes no salían y los números al respecto eran desproporcionados. Hemos mejorado todos los hipódromos en los controles, los ajustamos, y eso se está viendo. Lo que sin dudas es una deuda es el tema de las sanciones, de que sean meros papeles que en los programas no se cumplan, porque todos apelan a un figurín y la cosa sigue como si nada. Hay que agregar candados. Creo que suspender los caballos paró bastante al transgresor, al que busca la ventaja. Pero con eso no alcanza, hay que seguir buscando la forma de llegar a la máxima pulcritud corriente al respecto.
Los 400 metros iniciales pasan en 21s3/5 -simil reloj de Palermo-, pero la carrera es de largo aliento. A pesar de la distancia, Bullrich no quiere desacelerar y solito encara otro tema áspero de estos días: la eliminación del uso de la furosemida.
“Para mi gusto no es una cuestión tan polémica. Estuve para el Belmont Stakes donde se realizo una convención al respecto, y nadie se enojaba, sino que debatían. Van a quedar aislados del mundo, les decían los europeos, y los estadounidenses escuchaban. Las drogas del día de la carrera, como se las conoce, son preocupación mundial. Y se debe lograr una aplicación selectiva de la prohibición; no se puede hacer todo de golpe. La decisión de quitar el Lásix en los G1 y G2 desde 2013 va a ser un buen primer paso y que nos va a ayudar a volver al caballo rústico que siempre tuvimos. Los resultados sólo se verán en unos años, y también todo esto nos obligará a cambiar la genética, el entrenamiento y la programación. Entraremos en un mundo que últimamente se hizo desconocido para nosotros, pero si todos lo prefieren no podemos quedarnos afuera de él. De todas formas, insisto, debe ser selectivo”.
El viento sigue soplando firme. Y el sol se va buscando nuevos horizontes. El frío gana varios cuerpos y la charla pisa el opuesto.
-¿Qué pasa con la pista de césped? Se había dicho que para mayo estaría siendo utilizada...
-Con la experiencia del polo, pensábamos que si sembrábamos en noviembre en marzo estaría todo bien. Pero debemos reconocer que nos apuramos, que nos ganó el entusiasmo. La probamos y es muy buena pista, a los jockeys les gustó. Si corríamos ya la íbamos a romper, por lo que decidimos darle otro verano. Quizás en noviembre podamos correr alguna prueba, pero veremos. Se solucionaron también algunos temas y estamos cerrando el tema del teletimer, está casi listo. La idea es hacer clásicos de 220 y 2400 metros en el césped, diagramar un programa clásico, pero nada de proceso selectivo. La pista es ideal para que se corra siempre, llueva o no, por eso somos de la idea de no pasar carreras a la arena.
-Usted mencionó la palabra programación al hablar de la Furosemida. ¿No es esa una deuda grande de los hipódromos argentinos?
-Si, claro, tenemos que cambiarla. Desde que se cortó la exportación todo cambió y hay que contemplar cuestiones que antes no existían. Por ejemplo, los buenos caballos ya no se van y muchos corren los handicaps, situación que perjudica al verdadero caballo de la categoría. Al margen, también tenemos que cuidar las carreras bajas, porque muchos caballos están en ellas y no podemos descuidarlos; existe ya una industria de la categoría intermedia. En septiembre se empezarán a ver modificaciones.
-¿Y los claimings no serían una solución para esos caballos?
-Lo que ocurre es que sigue habiendo problemas impositivos al respecto. Los claimings no son para comercializar caballos, están confundidos. Se handicappean los caballos sólos y, generalmente, los que están mal anotados son reclamados. Sin duda que deben ser el reemplazo de la actual categoría intermedia.
-Y cómo toca esto al turf del interior, ese que generalmente se nutrió de muchos de esos caballos de nivel bajo que ahora corren todos los días en San Isidro y Palermo...
-Hay algo que nosotros tenemos claro, y es que no podemos dejar afuera del negocio a los caballos que nos ayudaron en los peores momentos, cuando no se podían casi armar carreras. Pero, a la vez, también somos totalmente concientes de que necesitamos que haya 10 hipódromos en el interior con empuje, de primer nivel, funcionando. Siempre nos estamos reuniendo con los dirigentes de las provincias y tratamos de ayudar en lo que podemos.
-¿Y eso alcanza?
-No.
-Y el tema premios. Hoy los costos han crecido muchísimo y la relación con la pensión ha caído. Incluso, con el cambio de edad la baja fue grande. ¿Cómo se encara un tema tan clave?
-En agosto habrá un alza en diferentes categorías, pero no tenemos demasiado movimiento al respecto. Por ley tenemos que pagar el 5 por ciento de lo que recaudan las máquinas, y hoy por hoy superamos el 7. Además, no es este el mejor de los momentos, porque con la prohibición de fumar en lugares cerrados la recaudación en los slots bajó un 25 por ciento, un número terrible para cualquier empresa.
Entrevistado y periodista vienen promediando el codo de Olleros y los parciales por suerte aflojan. Bullrich y Palermo tienen por delante varios desafíos y uno de los que más lo preocupa es el Latinoamericano del año próximo, del que el Argentino será sede. La promesa es grande: “Será muy a lo Palermo. Cuando decidimos entrar a la Asociación fue para tenerlo y ahora queremos hacer el mejor de la historia. Pero el Latino no es sólo una carrera, implica una oportunidad para que nos juntemos todos, para hablar de la Furosemida, de los rátings, de tirar todos juntos para adelante. La OSAF está trabajando bien esos temas y debemos continuar por esa misma línea. Sudamérica debe unificar criterios”.
El disco se acerca y la charla también a su final. No afloja el frío y ante tanta queja alguien por allí grita: “Estamos en julio, qué querés que hagan 30 grados”. La risa es general.

DHM