Con la gloria, El Moisés le trajo la revancha a Talaverano

08.09.2014

En un final vibrante, el vástago de Manipulator doblegó a Interdetto por ½ pescuezo y se consagró en el primer pase de la Triple Corona; el látigo peruano cambió la bronca dada la derrota con Quita Nistel por una alegría inmensa, en el premio merecido a un compositor incansable y con una cuadra S. de B. envuelta la memoria

Si las hadas existen, en las carreras se vuelven protagonistas centrales muy frecuentemente. En ese cúmulo místico, la realidad está siempre en la pista. El Moisés saltó con el coraje y la velocidad de su remate al tope del Gran Premio Polla de Potrillos (G1, 1600m). Fue el desquite de Edwin Talaverano, quien a segundos de levantar el trofeo por la primera gema de la Triple Corona, todavía pensaba en su derrota con Quita Nistel en el gemelo para potrancas. En tanto, para Gregorio Vivas fue su primer trofeo en este turno después de más de cuatro décadas como entrenador. Los colores del S. de B., con la potencia de un héroe en la tierra y el apoyo desde el cielo. “Seguro que Pascual lo gritó con nosotros”, expresó José Mastellone después de la ceremonia. En una nómina de complicaciones, Talaverano evitó cualquier tropiezo y llevó a buen puerto las chances de su conducido, no obstante un apareo con Interdetto donde se sacaron chispas. No fue sin antes el abandono de Lot To Sale, que salió a enseñar el camino desde la suelta, lo persiguió Seattle Mat y juntos sacaron varios cuerpos al resto. El favorito de la pizarra terminaría en la medalla de bronce, a 4 cuerpos, en una reaparición que le extiende el crédito en el ranking de los tres años. “Lo corrí con mucha fe, pero todavía estaba caliente por lo de Quita Nistel”, sentenció la fusta inca. A la par con el citado Interdetto y Macro Access (cruzó último al tranco), las chances de los dos primeros fueron subiendo con el correr de los metros sobre el derecho. El vástago de Manipulator fue guapo, un renglón que compartió con su placé a ½ pescuezo, empero acaso llevado de la mano por todo aquello que conlleva la fe. “Le tenía mucha fe. Andaba bien y por eso lo anoté. El Cané fue de un trámite falso. Decidí que lo corriéramos más cerca que aquella vez. El plan de carrera salió a la perfección”, confesó Vivas, quien después de casi cuatro décadas de profesión, llegó a lo que él mismo consideró como “un sueño”. También la fe de Talaverano por revertir las cosas. “Me pasaba de chico que me quedaba pensando en las carreras que perdía. Ahora, con años encima, no me pasa. Todavía estoy enojado, pero feliz”, amplió la guía del nieto materno de Mutakddim. “Tiene pasta para la distancia”, coincidieron ambos profesionales. Así, la traba en tren del Gran Premio Jockey Club (G1, 2000m) es la política de la casaca de no correr en San Isidro, que data desde la resolución por el distanciamiento por doping de Cafrune en la edición 2011 del Gran Premio Estrellas Mile (G1, 1600m). Con dos primeros en cuatro performances, destiló calidad en un round que obligaba un plus en el medio de tantos antecedentes que clamaban por la hazaña. El aporte fue de todo el equipo. Entre la fe y la escena angelada, la historia abrió la puerta de par. El ingreso, claro, el cuento que propone este tipo de citas, cuando de carreras y caballos se trata.