Mistery Train, de punta a punta, por 3 sobre Dont Worry

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02.05.2014

Mystery Train sólo aminoró para los aplausos en el República Argentina, que recibió con marca de distinto

En repetición de formula y resultado al Gran Premio de Honor (G1), el hijo de Not For Sale se agendó con autoridad el Gran Premio República Argentina (G1, 2000m); escapó sin cesar de la carga del gigante Dont Worry, con parciales a su medida desde la suelta y superador en la imagen para el tramo decisivo.

El análisis previo del Gran Premio República Argentina (G1, 2000m) establecía una métrica tan directa como misteriosa: ¿Mistery Train o no Mystery Train? Tal como en la víspera, el vástago de Not For Sale pudo asumir el comando sin escollos y, con más tranquilidad en su genio, se vino hasta la sentencia sin mediar aviso. Los calificativos se agigantaron con el correr de los metros, tal como en su creciente palmarés.

En el Gran Premio de Honor (G1) el pupilo de Marcelo Arce pudo imprimir en la arena del Argentino su táctica desde nacimiento en el Bosque. Jugarse adelante, como más disfruta la afición, tal cual es un placer verlo correr. En el Clásico Otoño (G2) fue atrapado por Fragotero y Selection Van. Ese fue el último día por la principal porteña que le causarían un dolor de cabeza. Luego, Sir Winsalot lo quiso arañar. Hasta ahí llegarían. Esa progresión es marca de su progreso.

La prueba central del jueves en el circo metropolitano fue un monologo para el nieto materno de Quiet American. Esta vez no peleó con Mario Leyes, su compromiso de monta. La confianza del látigo fue sin turbulencia en el viaje. Las fracciones a su molde le tranquilizaron el camino. Nadie no pudo pelear. Y si quisieron, no los dejó. No hubo sensación de cotejo alguno sino hasta el epilogo, cuando fue Dont Worry y todo su pasado, en reprise, que quiso abreviar. Si hubiese sido otro ejemplar acaso el suspenso no hubiese existido.

Mystery Train tradujo ese jeroglífico de once héroes graduales en la fidelidad en su esencia sin techo aparente. No era fácil hacerlo. En el análisis la lógica dirimía una oposición de argumento. No hubo. El espectáculo de su aterrizaje talló en gran dimensión. Se repitió aquella llegada del Clásico Clausura (G2, 2000m) en el Bosque. Ese día fueron 3 cuerpos. Igual en el round que cerró el Torneo de Oro Palermo. El campeón fue aplaudido a rabiar por la multitud presente. Merecidos.

Galán de Cine amagó con su andamiaje de platino, y por ½ cuerpo batió a Acertame, uno de los pocos que tomaron el riesgo de seguirlo (a los lejos, es cierto), en un examen de calibre que aprobó. Nickelback, también de reaparición, y Selection Van completaron el marcador.

Con un trato de venta que está al borde de llevárselo a otra latitud, su vitrina se enaltece con siete primeros en 18 performances, en la vía de dos trofeos al hilo en la elite que no sólo lo llevaron irremediablemente al tope en ranking nacional (en puja con Soy Carambolo, el campeón reinante). Cualquiera sea su destino, la óptica no se equivoca. Ese aplauso fue un galardón a su entrega. La presea, en tanto, la recompensa inequívoca al mejor. La luz se prendió y eclipsó a todos con su gallardía de vanguardista.




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