Turf, con perfume de mujer

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25.02.2014

Adiós mi tan querida Glorious Honour. Te llevaré por siempre en mi corazón. Fuiste mi primera yegua, comprada a pulmón. Me diste hermosos hijos. Generosa y mansa. Te voy a extrañar tanto. Estoy tan triste", escribía anteayer Marcela Andrenacci en su muro de Facebook a manera de despedida de su yegua amiga. Andrenacci es una criadora que recién empieza. Tiene un haras joven, como ella: La Fortaleza. Queda en Córdoba. Lloraba por la mañana la pérdida y también lloró por la tarde del mismo domingo Marcela, cuando se enteró de que su potrillo Surprised of Heart ganaba debutando en Palermo. Le temblaba el cuerpo por tanta emoción. Del pésame a la felicitaciones en cuestión de minutos. De tragedia y comedia tiene mucho el turf. Una madrugada de hace poco, Andrenacci escuchó que sonaban las alarmas en su galpón de cuida. Se sobresaltó hasta que descubrió que la responsable era su gatita blanca, que duerme en el box de Shampein Mutakddim, la hija de Mutakddim en madre Southern Halo que irá a la Venta Copa Bullrich, el próximo 25 de mayo. Marcela es de lágrima fácil. Lloró también la tarde en que Surprise of Love, otra de sus crías, alcanzó el precio máximo en una subasta de Bullrich del año pasado. Entonces, tampoco podía creer lo que vivía. Hay mucho de romántico en la manera de criar de Andrenacci; acaso todo venga por su vena artística. Tiene pudor, también. La ruboriza que su nombre aparezca un día en LA NACION -está ocurriendo- y que alguien la compare con Inés Victorica Roca por su amor a los caballos. Marcela comenzó su haras desde cero. En La Quebrada compró sus primeras yeguas madres. Nancho Ceriani Cernadas es su guía turfístico; el otro, el espiritual, es el padre Gabriel Rodríguez. Como Marcela ahora, son muchas las mujeres que han hecho grandes aportes a la hípica nacional. El turf nuestro, aún machista, les debe el homenaje que ellas se merecen. Desde la eximia Marina, hoy maestra de jockeys; pasando por Isabel Desvard o Irene Guimaraes, convertida en agente; sin olvidar a Lorena Torres, que casi da su vida por este deporte, fueron, son muchísimas. Nombro a algunas más. Marta Monina o Luciana Benedetti, desde la ciencia veterinaria. Otra Marta, Garat, criadora, esposa y madre de hípicos. Todas quizás algún día valgan un premio Pellegrini , con perfume de mujer.




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