Detrás de la casta Magician, el orgullo de Indy Point (Pura Hípica)

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02.11.2013

“Orgullo”, fue la primera palabra que se le pudo escuchar al entrenador Richard Mandella tras el Breeders’ Cup Turf (G1, 2400m), con US$ 3.000.000 a repartir. Indy Point estuvo a la altura de las circunstancias a la hora de la verdad. The Fugue (GB) parecía tenerla ganada, pero Magician (IRE) pasó de largo en los últimos suspiros, en la exacta propia para los dos europeos de la inscripción. Esa primera palabra tiene sentido. En una contienda donde el que se apuró perdió, Gary Stevens colocó en una posición expectante al hijo de Indygo Shiner. Aquella predicción sobre ninguna lucha al comando para el campeón defensor Little Mike fue errónea desde el vamos. Teaks North le presentó batalla, en un escenario rápido que se cristalizó en 24’’02c, 46’’94c y 1’10’’67c para la primera mitad. En una prueba donde cada detalle debe ser cuidado al milímetro, de ahí en más el piloto del Hall de la Fama movió al nieto materno de Parade Marshal, que respondió de inmediato, empero el avance interno de Big Blue Kitten que le complicó cualquier tipo de salida. Hubo que jugar las cartas por dentro. Hubo que luchar por un sector incomodo. El Caballo del Año de 2012 en nuestro país no se intimidó por ese escenario y empujó al extremo. William Buick fue el primero en dominar con solvencia a bordo de la solitaria dama del pelotón, que fue cotizada en plebiscito. Y como la vorágine cobró victimas, ese accionar no sería la excepción. Ryan Moore proyectó una recta potente a su lado sobre Magician y, desde la zaga, desbordó el disco con gloria. En un remate por debajo de 23’’, el vástago de Galileo reprisó con las palmas para el Ballydoyle en guarismo total de 2’23’’23c sobre el pasto firme. El fallo de ½ cuerpo y ¾ afloró un nuevo dominio de los entrenados en el “Viejo Continente” en un apareo hecho a la medida de los especialistas en la resistencia y la hierba. A la espalda de ellos, Indy Point, el mejor entre los preparados en Estados Unidos. En una de las carreras más complejas de la serie, un rendimiento de excelencia. Frente a la nobleza de esta modalidad, un arresto de elite. Aquella aventura que con tanto valor la Familia Lovisi inició a fines de diciembre, trascartón al placé en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1), hoy sábado en Santa Anita Park encontró aún más razones para seguir creciendo. Terciar de un titular de las 2000 Guineas (G1) de Irlanda y de una triple heroína en la máxima categoría entre Gran Bretaña e Irlanda (ahí sobre los machos en el trascendental Irish Champions Stakes) es la confirmación hecho datos. En julio debutó en Estados Unidos el ex pupilo de Raúl Ramallo. Un cuatrimestre después evidenció que “si se pierde, que sea corriendo”, como expresó antes y después de la carrera Felipe Lovisi tras la contienda. El deseo se hizo realidad. En tanto, el sueño permanece firme. En este escenario, la campaña de cinco años de Indy Point en Estados Unidos se abre sin horizonte aparente. No fue este sueño, que se escapó por poco. No era un sueño fácil. No se ganó el trofeo mayor. Pero se ganó el orgullo.




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