Calidoscopio, con las luces de Brooklyn a sus pies (Pura Hipica)

08.06.2013

El cambio de hábitat, desde California, presentaba toda una aventura. Nueva York era el lugar en el mapa. La recta larga de Belmont Park, la esperanza para desarrollar su avance. La compañía presentaba los mismos altos y bajos que cada contienda de larga distancia en Estados Unidos. Lo cierto: Calidoscopio volvió a hacer historia, su historia. Con su nobleza a cuestas y una larga carga desde la zaga, el hijo de Luhuk se agendó el Brooklyn Handicap (G2, 2400mts.), en la fangosa. Otra página dorada en su tan longeva como trascendente campaña. Los parciales de 24’’16c, 48’’54c, 1’12’’85c y 1’37’’84c eran tan acelerados para el largometraje como alentadores para el criado por el Haras La Quebrada, que cuanto más lejos venía, mejor para sus chances. Igual que siempre, igual que en el Breeders’ Cup Marathon (G2), de aquel noviembre glorioso en Santa Anita. Era muy lejos, no obstante muy cerca para su capacidad de largo aliento, ese que escasea en la Unión. Aaron Gryder utilizó el manual de “Falero” con el nieto materno de Lefty. Cansados sus oponentes, renovado en su desplazamiento, lo imagen se engrandecía paso a paso. Percussion enseñó el camino antes. También lo hizo después. El relator Tom Durkin se alertó cuando Calidoscopio descontó mucho en el codo, aunque también aclaró que tenía “mucho por hacer” hasta alcanzar al líder. Era así. Así fue. “¡Absolutamente recalcable!”, exclamó la voz que durante muchos años narró la Triple Corona para la cadena NBC. Su mérito fue hacer lo que sabe hacer mejor, lo que entiende correcto de toda la vida. Entrenado ahora por Mike Puype, fue igual que durante la tutela de Guillermo Frankel Santillán. Ese cuerpo de luz cuando el del Doña Pancha pasó de largo con un grito desde Buenos Aires y que caló profundo en “La Gran Manzana”. En 2’31’’64c sobre la fangosa del circo de Elmont, fue su coronación número 11, segunda en tierra norteamericana y su novena de grado. Después de una gestión anodina en el Tokyo City Cup Stakes (G3), de marzo en Santa Anita, esta performance significa su revalorización, en el mercado yankee como en su vida útil. Casi a los diez años, ya no debe demostrar nada de sus atributos, aunque sí la actualidad suficiente para ser de la partida en esta clase de contiendas. Nadie de su entorno querrá echar a perder este cuento de fantasía. La realidad supera a la ficción. Su corazón es el bien más valioso. El corazón de la hípica argentina ya es suyo. El fondo en el “Gran País del Norte”. No hay agenda, tampoco objetivos. Calidoscopio es el que se encarga de corregir el rumbo todo el tiempo. Palermo, San Isidro, nieve, arena, césped, a la derecha, a la izquierda, Chile, San Luis, California, Nueva York. ¿Hasta dónde vas a llegar con esta fábula, donde el tiempo es viejo y aún sopla pero vos soplás mucho más?